Para comenzar es importante establecer objetivos claros,
específicos y realistas. Nadie amanece el primero de enero eliminando el pan, los azucares y sudando en un gimnasio. Te recomendamos que tu fecha de inicio sea mas realista, apuntando al primer lunes laboral del mes de enero. Así mismo, evita poner de meta perder 10 kilos, ejercitar 5 veces por semana o convertirte en vegetariano. Lo mejor es analizar donde estas y a donde quieres llegar y tener un plan que requiera esfuerzos muy pequeños y sostenibles cada día. Si has leído bien, no se trata de un proceso de tortura, se trata de cada día implementar acciones mínimas que nos lleven a lograr la meta. Los japoneses se refieren a este proceso como Kaisen, los occidentales a hábitos atómicos. Ambos basados en la idea de cómo aceptar cambios pequeños e imperceptibles en nuestra cotidianidad para lograr el objetivo final. Este enfoque es mucho más sostenible que cambios fuertes y radicales de la noche a la mañana.
Recuerden la clave es cambio sostenible. Si tu objetivo es ponerte en forma física, pero llevas tiempo sin ejercitar, comienza por subir las escaleras en vez de tomar el ascensor, estacionar un poco mas lejos de tu destino, bajarte del autobús dos paradas antes y caminar, agacharte a recoger algo del piso imitando una sentadilla, sentarte en el piso y levantarte sin apoyarte, entre otras. Incorpora el movimiento de forma orgánica. Una vez estes cómodo con estos nuevos hábitos, considera sumarte a un gimnasio estableciendo horas y días fijos que sean tu tiempo para ejercitar. También puedes incorporar actividad física al
aire libre. Todo depende de tu estilo de vida y disponibilidad de ambas.